En la foto que encabeza el artículo, aparece a la derecha mi
padre Eduardo Cumplido Ponce y su hermano mellizo Sergio, caminando rumbo al
colegio, en compañía del “Ordenanza” Mario Riquelme.
Se les llamaba “Ordenanza” a un aspirante a Sub Oficial de
las distintas ramas de las Fuerzas Armadas, normalmente un Cabo, que estaba
asignado a un oficial de alto rango, como asistente para ejecutar diferentes
tareas.
El “Clase” de la Fuerza Aérea de Chile Mario Riquelme fue destinado, y desempeño la
tarea de Ordenanza por algo más de un año, para mi abuelo el comandante Arturo
Cumplido Ducos.
Dentro de las múltiples tareas que Riquelme realizaba a
diario, estaba la ya mencionada de llevar y traer del colegio a los mellizos
Cumplido, lo que fue generando un cariño mutuo entre los niños y el Sub
Oficial.
Me contaba mi padre que mi abuelo Arturo, que era muy poco
dado a la rígida disciplina militar, en numerosas ocasiones invitaba al joven
Mario Riquelme los fines de semana para almorzar en casa con la familia, donde
le exigía que dejara de llamarlo “mi comandante” y que simplemente le dijese
Arturo.
Con el pasar de los años Mario Riquelme fue desarrollando su
carrera militar dentro de la FACH, sin perder nunca el vínculo con la familia
Cumplido, a la que visitaba frecuentemente durante el año.
A fines de la década del 40 una de las aspiraciones que tenía
la Fuerza Aérea de Chile, era poder unir por aire a Chile Continental con la
Isla de Pascua, y el Capitán de Bandada Roberto Parragué Singer la había
transformado en una meta personal.
Durante 1950 Parragué, planifico todo lo que era necesario
para poner en práctica esta aventurera misión,
para lo cual busco el apoyo necesario entre sus superiores y las
autoridades del país.
Una vez que obtuvo los permisos necesarios, y sobre todo el
apoyo del entonces Presidente de la Republica Gabriel González Videla, se puso
en campaña para escoger el avión adecuado para semejante aventura, hacer los
cálculos de navegación y proponer los nombres de la tripulación que lo
acompañaría.
El avión escogido era un anfibio Consolidated AO-1 DA
Catalina Nº 405 de la Fuerza Aérea de Chile, al que bautizaron como “Manu Tara”,
nombre que se le da a la gaviota golondrina oscura en idioma Rapa Nui.
Una vez definida la nave y la ruta de navegación, se escogió
al equipo de nueve personas que conformarían la tripulación que realizaría el
vuelo, la cual estaba compuesta por: como jefe de la misión el comandante del
grupo de Aviación Nº2 Horacio Barrientos; primer piloto capitán Roberto
Parragué; segundo piloto teniente Alfredo Aguilar; tercer piloto teniente José Núñez;
cuarto piloto sub teniente Sabino Poblete; primer mecánico sargento 1º José
Gilberto Carroza; segundo mecánico sargento 2º Héctor López; navegante cabo José
Campos; y como radiotelegrafista de este equipo, nuestro ya mencionado cabo 1º Mario Riquelme.
Los nueve tripulantes del Manutara
La travesía del Manutara partió a las 19:22 horas del 19 de enero de 1951
desde el Aeródromo La Florida de La Serena.
Cerca de la medianoche, mientras el anfibio volaba a unos 3.000 metros, el radiocompas se averió y la nave tuvo que acender a los 6.000 metros para volar guiado por las estrellas y un sextante para poder mantener la dirección hacia el Oeste.
Cerca de la medianoche, mientras el anfibio volaba a unos 3.000 metros, el radiocompas se averió y la nave tuvo que acender a los 6.000 metros para volar guiado por las estrellas y un sextante para poder mantener la dirección hacia el Oeste.
Tras 19 horas y 22 minutos de vuelo, el Manutara aterrizo
en la isla a las 14:42 horas del 20 de enero, luego de cubrir los 2.047 millas náuticas
que separan al continente de la hasta ese momento improvisada pista del aeródromo de Mataveri, que
con los años se transformó en el actual aeropuerto de Rapa Nui.
Fueron recibidos jubilosamente por los isleños.
Fueron recibidos jubilosamente por los isleños.
La idea era que el Manutara y su heroica tripulación volvieran
volando al continente, pero las condiciones de mar y clima no eran los
adecuados para el despegue ya que debía carretear desde el agua. Por el apuro
del Presidente por hacerlos volver, el avión fue remolcado al agua para el
despegue, pero por desgracia una ola destrozo parte del ala, y quedo
imposibilitado para volar.
El Manutara en el improvisado aeródromo de Mataveri de Isla de Pascua.
Mario Riquelme y sus compañeros volvieron en el buque de la Armada “Covadonga” al
continente, al que llegaron el 2 de febrero donde fueron recibidos como héroes.
El Manutara fue desarmado y transportado en un buque para
su reparación y fue puesto en servicio nuevamente un año después. En junio de 1961 el anfibio Catalina de la Fuerza Aérea de Chile sufrió un accidente y se destruyó en el
Lago Peñuelas.
El cabo 1° y radiotelegrafista del Manutara, Mario Riquelme, falleció en abril de 2005.
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