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viernes, 7 de febrero de 2020

Atentado ad portas

Ya les he mencionado varias veces que mis abuelos maternos, Meline Quentin y Norbert Mayrock,  vivieron entre 1949 y 1980 en una casa de la comuna de Providencia, específicamente en el 722 de calle Hernando de Aguirre, ubicada a mitad de cuadra en la vereda oriente, entre las calles Carmen Sylva y Carlos Antúnez.

Esa casa fue para mí prácticamente mi hogar, ya que cuando éramos muy chicos y  como mis padres trabajaban, nos llevaban muy temprano a la casa de mis abuelos, donde mi hermano y yo quedábamos al cuidado de mi abuela Meline casi todo el día.

Incluso una vez que empezamos a ir al colegio, en los primeros años escolares que cursamos en el Colegio Alemán “El Golf”, que estaba en calle San Sebastián casi al llegar a Presidente Riesco, un bus nos llevaba a lo de mis abuelos después de clases, en donde nos quedábamos hasta que mis padres nos pasaban a buscar ya muy entrada la tarde.

Ya algo mayores, hicimos la segunda parte de nuestra educación básica en el Colegio Instituto Presidente Errazuriz (calle Presidente Errazuriz con Alcántara), y  como ya estábamos en edad de volver solos a nuestra casa después de salir de clases, en muchas ocasiones en vez de regresar al hogar en calle Teruel, me iba a la de mis abuelos  distante a unas 7 u 8 calles del colegio, para almorzar y pasar la tarde con ellos.

Fue en una de estas ocasiones, para ser más específico, el martes 8 de junio de 1971, que saliendo de clases mientras cursaba el 6º año básico con 12 años de edad, es que me fui caminando a casa de mis abuelos.

Como ocurría casi todos los días cuando regresaba a casa, me acompaño mi amigo y compañero de curso Raúl Varas, quien vivía a pocas calles de la mía, y como el trayecto hacia la casa de mis abuelos no era tan distinto al que hacíamos habitualmente, Raúl me acompaño también ese día en parte del camino.

Bajamos por calle Presidente Errazuriz hasta llegar a Avenida Tobalaba, donde doblamos a la izquierda para dirigirnos hacia el sur. Al llegar a la esquina con calle Carmen Sylva, cada uno siguió su camino. Raúl continúo por avenida Tobalaba hasta llegar a calle El Vergel, donde quedaba su casa. En cambio yo doble por Carmen Sylva y camine las 3 cuadras que me separaban  de mi destino.

Al llegar a la equina de Hernando de Aguirre con Carmen Sylva a eso de las 13:30 horas, me tope que la calle estaba cerrada, acordonada y custodiada por un número importante de Carabineros, y de personas de civil que vestían trajes oscuros (supongo eran de la Policía de Investigaciones de Chile).

Me acerque a uno de estos señores de traje, para decir a donde me dirigía,  y  pedir que me dejaran pasar, a lo que el detective accedió, esos sí, me acompaño desde la esquina hasta la reja de la casa para, me imagino, asegurarse que no interrumpiera el trabajo que estaban haciendo.

Mientras nos íbamos acercando hasta la casa, note que en la calle estaba un automóvil marca Mercedes Benz, no recuerdo si de color azul oscuro o negro, que estaba justo detenido frente al portón de la entrada de autos de la casa de mis abuelos.

Había muchos Carabineros y Detectives alrededor del automóvil, el que presentaba varios impactos de bala y vidrios rotos por uno de los costados.

Obviamente lo primero que hice al entrar a casa fue preguntarle a mi abuela, que es lo que había sucedido afuera, pero ella a esa hora aun no tenía claridad de lo ocurrido, salvo que había sentido una ráfaga de tiros, y el posterior despliegue policial.

¿Pero qué es lo que había ocurrido esa mañana?

A las 10.50 horas aproximadamente, un comando armado perteneciente a una organización de extrema izquierda denominada Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP), intercepto el automóvil Mercedes Benz de Edmundo Pérez Zujovic, ex Ministro del Interior y Vicepresidente de la República durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, cuando este se dirigía de sur a norte por calle Hernando de Aguirre, con dirección a Providencia (en ese tiempo la calle tenia tránsito en ambos sentidos), justo en el preciso momento que este pasaba frente a la casa correspondiente al 722.

El automóvil que era conducido por su chófer, y en el que Pérez Zujovic iba acompañado de su hija María Angélica, quedo detenido en la calle frente al acceso de la casa de mis abuelos, donde los terroristas descendieron del auto interceptor, y uno de ellos se acercó a la ventanilla y lo ametrallo, incrustándole 9 balas. Edmundo Pérez Zujovic murió instantáneamente en el lugar.


La posterior investigación policial culmino con la localización del comando y la muerte de dos de los tres autores del crimen: los hermanos Arturo y Ronald Rivera Calderón, quienes habían militado anteriormente en las Juventudes Comunistas y Ronald Rivera militó transitoriamente en el MIR, el cual abandono por razones de incompatibilidad con el pensamiento táctico de la organización.

Solo más tarde se supo de las sórdidas vinculaciones de Eduardo “Coco” Paredes, entonces Director de la Policía de Investigaciones durante el gobierno de Salvador Allende, con los asesinos del VOP.

De ahí que el Director de Investigaciones decidiera sellar este pacto de sangre con la muerte de los hermanos Rivera Calderon, para evitar que hablasen.

El Gobierno de Allende taparía el hecho del asesinato de Perez Zujovic, y la relación entre el VOP y Paredes, con un hecho vinculado a un barco llamado "Puelche" y el supuesto desembarco clandestino de armas en el norte de Chile.
Hecho comprobado posteriormente como fraudulento.

Heriberto Salazar Bello, el tercer asesino de Perez Zujovic, transformado en una bomba humana se hizo estallar el 16 de junio de 1971 en las puertas del Cuartel Central de Investigaciones, en calle General Mackenna, a modo de venganza por la traición de Paredes, causando la muerte de 3 detectives.

La implicancia política del crimen, y de lo que fui testigo de pura casualidad un par de horas de ocurrido lo hechos, fueron en ese momento desde la perspectiva de un niño, solo una violenta anécdota para comentar entre los amigos y que recién vine a comprender en su total dimensión un par de años después.

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