Ya les he mencionado varias veces que mis abuelos maternos,
Meline Quentin y Norbert Mayrock,
vivieron entre 1949 y 1980 en una casa de la comuna de Providencia, específicamente
en el 722 de calle Hernando de Aguirre, ubicada a mitad de cuadra en la vereda
oriente, entre las calles Carmen Sylva y Carlos Antúnez.
Esa casa fue para mí prácticamente mi hogar, ya que cuando
éramos muy chicos y como mis padres
trabajaban, nos llevaban muy temprano a la casa de mis abuelos, donde mi
hermano y yo quedábamos al cuidado de mi abuela Meline casi todo el día.
Incluso una vez que empezamos a ir al colegio, en los
primeros años escolares que cursamos en el Colegio Alemán “El Golf”, que estaba
en calle San Sebastián casi al llegar a Presidente Riesco, un bus nos llevaba a
lo de mis abuelos después de clases, en donde nos quedábamos hasta que mis
padres nos pasaban a buscar ya muy entrada la tarde.
Ya algo mayores, hicimos la segunda parte de nuestra
educación básica en el Colegio Instituto Presidente Errazuriz (calle Presidente
Errazuriz con Alcántara), y como ya
estábamos en edad de volver solos a nuestra casa después de salir de clases, en
muchas ocasiones en vez de regresar al hogar en calle Teruel, me iba a la de
mis abuelos distante a unas 7 u 8 calles
del colegio, para almorzar y pasar la tarde con ellos.
Fue en una de estas ocasiones, para ser más específico, el
martes 8 de junio de 1971, que saliendo de clases mientras cursaba el 6º año
básico con 12 años de edad, es que me fui caminando a casa de mis abuelos.
Como ocurría casi todos los días cuando regresaba a casa, me
acompaño mi amigo y compañero de curso Raúl Varas, quien vivía a pocas calles
de la mía, y como el trayecto hacia la casa de mis abuelos no era tan distinto al
que hacíamos habitualmente, Raúl me acompaño también ese día en parte del
camino.
Bajamos por calle Presidente Errazuriz hasta llegar a
Avenida Tobalaba, donde doblamos a la izquierda para dirigirnos hacia el sur.
Al llegar a la esquina con calle Carmen Sylva, cada uno siguió su camino. Raúl continúo
por avenida Tobalaba hasta llegar a calle El Vergel, donde quedaba su casa. En
cambio yo doble por Carmen Sylva y camine las 3 cuadras que me separaban de mi destino.
Al llegar a la equina de Hernando de Aguirre con Carmen
Sylva a eso de las 13:30 horas, me tope que la calle estaba cerrada, acordonada
y custodiada por un número importante de Carabineros, y de personas de civil que
vestían trajes oscuros (supongo eran de la Policía de Investigaciones de Chile).
Me acerque a uno de estos señores de traje, para decir a
donde me dirigía, y pedir que me dejaran pasar, a lo que el
detective accedió, esos sí, me acompaño desde la esquina hasta la reja de la
casa para, me imagino, asegurarse que no interrumpiera el trabajo que estaban
haciendo.
Mientras nos íbamos acercando hasta la casa, note que en la
calle estaba un automóvil marca Mercedes Benz, no recuerdo si de color azul
oscuro o negro, que estaba justo detenido frente al portón de la entrada de
autos de la casa de mis abuelos.
Había muchos Carabineros y Detectives alrededor del
automóvil, el que presentaba varios impactos de bala y vidrios rotos por uno de
los costados.
Obviamente lo primero que hice al entrar a casa fue
preguntarle a mi abuela, que es lo que había sucedido afuera, pero ella a
esa hora aun no tenía claridad de lo ocurrido, salvo que había sentido una
ráfaga de tiros, y el posterior despliegue policial.
¿Pero qué es lo que había ocurrido esa mañana?
A las 10.50 horas aproximadamente, un comando armado
perteneciente a una organización de extrema izquierda denominada Vanguardia
Organizada del Pueblo (VOP), intercepto el automóvil Mercedes Benz de Edmundo Pérez
Zujovic, ex Ministro del Interior y Vicepresidente de la República durante el
gobierno de Eduardo Frei Montalva, cuando este se dirigía de sur a norte por
calle Hernando de Aguirre, con dirección a Providencia (en ese tiempo la calle
tenia tránsito en ambos sentidos), justo en el preciso momento que este pasaba
frente a la casa correspondiente al 722.
El automóvil que era conducido por su chófer, y en el que Pérez
Zujovic iba acompañado de su hija María Angélica, quedo detenido en la calle
frente al acceso de la casa de mis abuelos, donde los terroristas descendieron
del auto interceptor, y uno de ellos se acercó a la ventanilla y lo ametrallo,
incrustándole 9 balas. Edmundo Pérez Zujovic murió instantáneamente en el
lugar.
La posterior investigación policial culmino con la
localización del comando y la muerte de dos de los tres autores del crimen: los
hermanos Arturo y Ronald Rivera Calderón, quienes habían militado anteriormente
en las Juventudes Comunistas y Ronald Rivera militó transitoriamente en el MIR,
el cual abandono por razones de incompatibilidad con el pensamiento táctico de
la organización.
Solo más tarde se supo de las sórdidas vinculaciones de
Eduardo “Coco” Paredes, entonces Director de la Policía de Investigaciones
durante el gobierno de Salvador Allende, con los asesinos del VOP.
De ahí que el Director de Investigaciones decidiera sellar este pacto de sangre con la muerte de los hermanos Rivera Calderon, para evitar que hablasen.
El Gobierno de Allende taparía el hecho del asesinato de Perez Zujovic, y la relación entre el VOP y Paredes, con un hecho vinculado a un barco llamado "Puelche" y el supuesto desembarco clandestino de armas en el norte de Chile.
Hecho comprobado posteriormente como fraudulento.
Heriberto Salazar Bello, el tercer asesino de Perez Zujovic, transformado en una bomba humana se hizo estallar el 16 de junio de 1971 en las puertas del Cuartel Central de Investigaciones, en calle General Mackenna, a modo de venganza por la traición de Paredes, causando la muerte de 3 detectives.
La implicancia política del crimen, y de lo que fui testigo de pura casualidad un par de horas de ocurrido lo hechos, fueron en ese momento desde la perspectiva de un niño, solo una violenta anécdota para comentar entre los amigos y que recién vine a comprender en su total dimensión un par de años después.
De ahí que el Director de Investigaciones decidiera sellar este pacto de sangre con la muerte de los hermanos Rivera Calderon, para evitar que hablasen.
El Gobierno de Allende taparía el hecho del asesinato de Perez Zujovic, y la relación entre el VOP y Paredes, con un hecho vinculado a un barco llamado "Puelche" y el supuesto desembarco clandestino de armas en el norte de Chile.
Hecho comprobado posteriormente como fraudulento.
Heriberto Salazar Bello, el tercer asesino de Perez Zujovic, transformado en una bomba humana se hizo estallar el 16 de junio de 1971 en las puertas del Cuartel Central de Investigaciones, en calle General Mackenna, a modo de venganza por la traición de Paredes, causando la muerte de 3 detectives.
La implicancia política del crimen, y de lo que fui testigo de pura casualidad un par de horas de ocurrido lo hechos, fueron en ese momento desde la perspectiva de un niño, solo una violenta anécdota para comentar entre los amigos y que recién vine a comprender en su total dimensión un par de años después.
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