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sábado, 28 de diciembre de 2019

Cumplido y la Guerra del 79

Mucho se ha escrito sobre la llamada Guerra del 79 o Guerra del Pacifico, que enfrento a Chile con los países aliados de Bolivia y Perú, entre 1879 y 1884.

De este conflicto bélico son conocidas por la mayoría las grandes batallas, como el desembarco en Pisagua; la toma del Morro de Arica; las batallas de Chorrillos y Miraflores o el combate de La Concepción. Sin embargo hubo varios enfrentamientos menores que son completamente desconocidos para muchos.

Durante mis investigaciones sobre la genealogía de mi familia, me encontré con la ficha militar de un soldado chileno llamado Luis Cumplido, que siendo parte de la 4º Compañía del Batallón Cívico Movilizado Coquimbo Nº 3, participo en dicho conflicto bélico.

Según su ficha militar era soltero y fue enrolado en el ejército el 13 de abril de 1882, por lo que supongo era en ese momento un muchacho muy joven, ya que de lo contrario hubiese sido enrolado con anterioridad.

Participó activamente en 2 batallas, de las que en lo personal, nunca había oído nombrar anteriormente hasta que encontré esta ficha, lo que me hizo buscar antecedentes al respecto.

El primer hecho bélico en el que participo el soldado Luis Cumplido fue el Combate de Balconcillo, ocurrido el 25 de abril de 1883, y cuyos hechos les detallo a continuación:

Cuenta la historia que el comandante en jefe del Ejército chileno de ocupación, Patricio Lynch planeo acabar de una vez con la resistencia peruana y envió  desde Lima en abril de 1883 varias expediciones a la sierra.

Una de estas expediciones salió de Lima el 24 de abril, al mando del el coronel Estanislao Del Canto con 1.200 hombres,  rumbo al valle de Lurín para despejarlo de las guerrillas peruanas.

 Estas fuerzas estaban compuestas por dos batallones: el Miraflores 2º de línea y el Coquimbo Nº 3, al que pertenecía el soldado Luis Cumplido, los cuales salieron desde La Molina rumbo a Cieneguilla con dirección a Malpaso donde pasaron la noche.

En la madrugada del 25 de abril a eso de las 6 de la mañana, las columnas de Del Canto emprendieron nuevamente la marcha hacia un lugar llamado Balconcillo de Aviyay, poblado actualmente despoblado, pero que en esos años era usado como campamento donde se atrincheraban numerosos montoneros peruanos.

Sector de Balconcillo en el valle del río Lurin, cerca del pueblo de San Jose de Nieve Nieve, Perú.

Iba a la cabeza de dicha fuerza chilena, la primera compañía del Coquimbo a las órdenes del capitán Francisco Machuca.

Al mediodía la vanguardia peruana ya enterada del avance chileno, lanzo un ataque sobre la compañía del Coquimbo, provocando su rápido repliegue. Del Canto ordeno entonces el avance de toda la división chilena, fraccionada en dos columnas. El 2º de línea tomó por la derecha del valle y el Coquimbo por la Izquierda.

Al llegar a Balconcillo, fueron recibidos por un nutrido fuego de fusilería, trabándose un combate que duro más de una hora, al cabo del cual, a eso de las 2:30 de la tarde, el ejército chileno obligo a la montonera peruana compuesta por unos 200 hombres al mando del coronel Ismael Gonzales del batallón Huarochirí,  a su retirada en dirección al poblado de Sisicaya.

El 27 de abril el batallón Coquimbo se traslado a un campamento peruano abandonado a una legua y media de Balconcillo, donde permaneció algunas horas, para posteriormente reunirse con el 2º de Linea en Sisicaya.

Las hostilidades continuaron hasta el 28 de abril, momento en el cual a la primera compañía del Coquimbo  se le ordeno coronar la altura de un cerro vecino, lo que consiguió cerca de la medianoche.
La 1ra compañía del 2º de Linea trepo también otra altura quedando el resto de la división con la artillería y caballería en el fondo del valle.

Luego de mas de cuatro horas de tiroteos, los peruanos de los cerros abandonaron sus posiciones ante la aparición de la artillería chilena que les dispara un único tiro de cañón.

Se menciona que por el lado chileno las bajas del batallón Coquimbo fueron de 2 muertos y 3 heridos, mientras el batallón 2º de Linea tuvo 7 heridos, 3 de ellos por la explosión de una mina.

Por parte de la montonera peruana se registraron 50 individuos de tropa muertos y 2 oficiales.

Cumplido sobrevivió a este combate, dado que figura participando en un segundo enfrentamiento que se denomina "Combate de Jauli o Yauli",  que  ocurrió el 16 de mayo de 1883, a la entrada del pueblo de Yauli, donde el grupo expedicionario chileno enfrento a unos 150 montoneros peruanos, que finalmente dejaron  seis muertos, entre ellos al Gobernador del lugar.

También tuvo la fortuna de sobrevivir a la guerra, por que según su ficha militar fue dado de baja del  ejército el  15 de julio de 1884, debido al término del conflicto.

La pegunta que cabe hacerse ahora es: ¿que habrá sido de la vida de este soldado Luis Cumplido, y que relación podrá tener con mi familia?

Es una tarea que me queda pendiente por investigar, porque por ahora no tengo respuesta.

Recreando a un soldado chileno del Regimiento 4to. Linea acompañado de su mujer, durante los años de la Guerra del Pacifico
(Irene y Yo en calle Baquedano de Iquique en una fotografía de febrero de 2012)

miércoles, 25 de diciembre de 2019

A bordo de la Dama Blanca


Son pocos los llamados “civiles” que tienen la oportunidad de navegar en el buque escuela Esmeralda, bergantín goleta utilizado por la Armada de Chile para realizar los cruceros de instrucción para numerosos cursos de guardiamarinas, marineros, cadetes y grumetes.

Junto con mi mujer, Irene Chantire, tuvimos la oportunidad única de viajar en la Dama Blanca entre los puertos de Valparaíso y Talcahuano en septiembre de 2010.

Todo comenzó en la mañana de un viernes de enero del año 2010, mientras trabajaba en la tienda París de Valparaíso, donde desde el ventanal del tercer piso que tiene una vista privilegiada a la bahía, vi ingresar al buque escuela rumbo al Molo de abrigo.

Como siempre había tenido ganas de abordar y conocer la Esmeralda, me acorde que mi amigo Sergio Sagúez, había sido oficial de la Armada, por lo que lo llame para preguntar si me podía conseguir la posibilidad de visitarla.

Después de hacer las averiguaciones del caso con sus contactos, Sergio me devolvió la llamada para darme la buena noticia que me esperaban al día siguiente en el barco para una visita guiada. 

Esa mañana de sábado me presente puntualmente en el puesto de guardia del Molo de Abrigo, desde el cual me acompañaron hasta el buque escuela, donde fui recibido por un oficial, que me asigno a un Guardiamarina, el que me guió a través de las distintas cubiertas en una muy amena explicación sobre cada una de las dependencias de la Esmeralda.

La visita culmino en la cámara del Capitán, un hermoso salón de lujo, donde me recibió el Capitán de Navío, Ignacio Mardones Costa, con el que mantuve una amena conversación sobre la historia de barco.

Dentro de los varios temas que tocamos, Ignacio me comento sobre la participación que tendrían en un evento denominado “Regata Bicentenario Velas Sudamericanas”, en el cual 12 grandes veleros de distintos Países recorrerían el continente a partir del 31 de enero partiendo desde Rio de Janeiro - Brasil, para conmemorar los 200 años de independencia de Argentina, Chile y México.

A partir de esa conversación, empecé a seguir la competencia náutica a través de un link que permitía hacer seguimiento en línea a los doce barcos participantes, y junto con ello mantener contacto con Ignacio Mardones a través de correos electrónicos.

A mediados de abril, la Regata Bicentenario llego a Valparaíso, y aproveche la ocasion de que los barcos estaban abiertos a todo público para visitar el  B.E. Juan Sebastián Elcano, de la armada española, gemelo de la Esmeralda.

También estuve a bordo del ARA Libertad de la armada Argentina y del ARM Cuauhtémoc de la armada de México, y pude nuevamente volver a visitar el B.E. Esmeralda, y encontrarme con el Comandante del buque escuela.

Una vez finalizada la regata a fines de junio del 2010, la Esmeralda regreso a Chile para participar durante el mes de septiembre de varios eventos vinculados a la celebración de los doscientos años de la Independencia.

El jueves 23 de septiembre, recibí una llamada de Ignacio Mardones invitándome a almorzar al mediodía en el buque escuela Esmeralda, cosa que acepte de inmediato, pero advirtiendo que me encontraba ese día con Irene de visita en Viña.
Ignacio muy amablemente extendió la invitación para que ella nos acompañara en el almuerzo.

Concluido el almuerzo, Ignacio nos dio la tremenda sorpresa, invitándonos a ambos a navegar a Talcahuano el domingo siguiente, ya que el buque debía ser llevado a los Astilleros de Asmar, para acondicionamiento y mantención.

Con Irene nos embarcamos en el Molo de abrigo del puerto de Valparaíso, a las 16:00 del domingo 26 de septiembre de 2010, donde fuimos recibidos por la oficialidad del barco y por su propio comandante el capitán de navío Ignacio Mardones Costa.

Nos condujeron a los que fueron nuestros camarotes durante el viaje, que se encontraban en la cubierta de oficiales. A Irene le asignaron uno individual, y para mí un camarote con dos literas que compartí con un abogado de Concepción, que no recuerdo su nombre.


El barco zarpo de Valparaíso alrededor de las 18.00 horas, con un tiempo bastante ventoso y el mar algo agitado, lo que hizo que esa primera tarde el barco se moviera bastante, lo que me produjo mientras estaba bajo cubierta una desagradable sensación de mareo, cosa que no ocurría mientras estaba en cubierta al aire libre.

Debo reconocer que al momento de abordar, se nos ofreció tomar una pastilla para el mareo, a lo que Irene accedió, y no tuvo problemas. Sin embargo en mi caso, por hacerme el "valiente", no quise tomar nada, y tuve que sufrir las consecuencias.
Luego de un par de horas de reposos en el camarote, las molestias desaparecieron por completo, y pude disfrutar del viaje.

Todos los invitados al viaje, que calculo deben haber sido unas 30 personas, fuimos conducidos al comedor principal de la tripulación, donde se nos dieron instrucciones sobre el comportamiento que debíamos seguir a bordo y sobre algunas medidas de seguridad.

La primera noche tuvimos una muy agradable cena en el comedor de la cámara del comandante, en compañía de otros invitados y evidentemente de Ignacio Mardones.

Al día siguiente  navegando alejados de la costa, -Muy pocas veces la vi en el horizonte-,  recorrimos el barco de proa a popa donde muy amablemente la tripulación nos explicaba cada una de las tareas que se realizaban en este bergantín goleta.

Quizás lo más interesante fue conocer en detalle toda la operación que se efectua en el Puente de Mando del barco y las maniobres que se realizan para desplegar parte del impresionante velamen del bergantin goleta, a pesar de que la navegación fue casi en su totalidad a motor.

Uno de los datos curiosos que nos contaron, fue que los trabajos que le iban a practicar al barco en los astilleros de Talcahuano, eran debido a que a partir del 2011 recibiría a la primera dotación de Guardiamarinas mujeres egresadas de la Escuela Naval, y por ello la  Esmeralda, ademas de la evidente separación de baños y dormitorios, se le tenia que cambiar una gran parte del sistema eléctrico, debido a que por el uso de secadores de pelo por parte de las mujeres, se requería instalar baterías de mayor capacidad.

El segundo día culmino en una cámara de descanso reservada para los oficiales, donde compartimos con ellos una agradable velada y tuvimos la oportunidad de ver un vídeo resumen sobre la recién finalizada “Regata Bicentenario”.

La Esmeralda arribo a la bahía de Concepción durante la madrugada del martes 28 de septiembre. No me di cuenta a qué hora ya que estábamos durmiendo.

Luego de desayunar en el comedor de la tripulación y de agradecer infinitamente tan increíble experiencia, Irene y yo desembarcamos  a las 8:00 de la mañana en la base naval de Talacahuano.

El B.E. Esmeralda en el puerto de Talcahuano, la madrugada del 28 de septiembre de 2010. Fotografía tomada desde la lancha que nos llevaba a tierra durante nuestro desembarco

Fue impactante ver en el lugar, los estragos causados por el terremoto y tzunami del 27 de febrero de 2010, que aun eran visibles en gran parte de las instalaciones portuarias y en los sectores de la ciudad cercanos a la costa, a pesar de que habían pasado 7 meses desde aquel trágico evento de la naturaleza.

Este viaje a bordo de buque escuela Esmeralda, de la Armada de Chile, fue para Irene y para mí una de las experiencias inolvidables que nos toco vivir en nuestra vida juntos.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

El vuelo del Avión Rojo

En abril pasado transcribí el capitulo de un libro que hace referencia a la aventurera vida de mi tío abuelo, Alberto Cumplido Ducos, entre cuyas lineas se menciona su estadía como Gobernador de Isla de Pascua, y su curiosa fuga con un grupo de regalados políticos.

Para complementar la historia, les presento en esta ocasión un articulo del historiador chileno Ivan Ljubetic Vargas, titulado "El vuelo del Avión Rojo", que relata -a mi juicio con cierto sesgo político-  como y por que motivo  este grupo de relegados fueron desterrados en Rapa Nui.

El vuelo del Avión Rojo (*)

A comienzos de 1928 la dictadura del general Carlos Ibañez del Campo reprimía a los chilenos. El descontento cundía y el ex presidente Arturo Alessandri Palma quiso aprovecharlo.

El 23 de octubre de ese año se reunió en el puerto francés de Caláis, con Marmaduke Grove (entonces agregado militar en París), de ideas socialistas, el general (r) Enrique Bravo Ortiz, Agustín Edwards Mac-Clure y José Santos Salas. Era el comienzo de una conspiración para derrocar al “Paco” Ibáñez.


Comandate Marmaduke Grove Vallejo

En Buenos Aires, otros adeptos de Alessandri como Horacio Hevia, Pedro León Ugalde, Carlos Vicuña Fuentes, Galvarino Gallardo Nieto y Luis Salas Romo, constituyeron un comité revolucionario y en Chile se formó otro.

El propio Alessandri organizó en París el “comité ejecutivo financiero” con Gustavo Ross Santa María, Agustín Edwards Mac-Clure, Cornelio Saavedra y otros potentados. Pero este comité jamás aportó un centavo para la “revolución”.

La dictadura estaba muy bien informada: Ventura Maturana, jefe de la policía política, tenía una eficaz red de soplones y espías. Por ello, no fue difícil detener al mayor Carlos Millán Iriarte y al suboficial de sanidad Plinio Macaya, al desembarcar en Valparaíso el 7 de marzo de 1928, provenientes de Europa con mensajes de los conspiradores.
La prensa anunció que se había descubierto “un complot comunista”.

El 31 de julio, Grove recibió una comunicación que lo cesaba en sus funciones en París. Al día siguiente, lo dieron de baja del ejército. En mayo de 1929 llegó a Buenos Aires, incorporándose a las actividades conspirativas.

En febrero de 1930, Guillermo García Burr y Aurelio Benavente -ambos del comité revolucionario de Santiago- viajaron a Concepción y se contactaron con oficiales de la guarnición.
Alrededor de un centenar de ellos afirmó estar por derrocar la dictadura de Ibáñez. Concepción era, por tanto, el punto ideal para iniciar las acciones.

García Burr se trasladó a Buenos Aires. Informó de la situación y entregó el plan elaborado por el comité revolucionario de Santiago: el general Enrique Bravo debía viajar por tierra a Concepción para llegar antes del 17 de septiembre de 1930 y ponerse a la cabeza de la insurrección.

Bravo y Grove desecharon el plan e idearon otro: llegar en grupo y en avión a Concepción. Recursos no tenían. Entonces el general Bravo se entrevistó con el periodista argentino Natalio Botana, propietario del diario Crítica. Este contribuyó para arrendar un avión, conocido por su color como el Avión Rojo.

Mientras tanto, en Concepción la guarnición de cinco mil hombres esperaba desde el 17 de septiembre al jefe de la insurrección. En la tarde del 20, al no tener noticias, los jefes del comité revolucionario de Concepción decidieron despachar a la tropa con vacaciones de Fiestas Patrias, hasta el 24 de septiembre.

Sin embargo, ese mismo sábado 20 de septiembre emprendía vuelo el Avión Rojo desde el aeródromo de Morón, en Buenos Aires, llevando al general Bravo, Grove, Vicuña Fuentes, Luis Salas Romo, Pedro León Ugalde y José Luis Sánchez. A las 15.30 aterrizó en San Rafael, para re abastecerse de combustible.
El comandante de la guarnición los retuvo hasta las 11 horas del domingo 21, para comprobar sus documentos.

El Avión Rojo aterrizó en Concepción el 21 a las 16.30, cerca del hipódromo. No les esperaba nadie. Partieron a buscar a sus domicilios a los jefes comprometidos en la insurrección. No los encontraron. Uno de ellos, el mayor Alfredo Donoso junto al general José María Barceló Lira, comandante de la III División del ejército, presenciaban las carreras en el hipódromo y vieron aterrizar el Avión Rojo.

El general Barceló le dijo a Donoso que él se iba a Santiago para no tener que ver con lo que sucedería en Concepción y que Donoso resolviera lo que estimara conveniente.

Los viajeros del Avión Rojo, desesperados, se dirigieron al Regimiento Chacabuco. Allí se entrevistaron con el teniente Carlos Charlín. Uno de ellos se presentó como “Enrique Morales”, pero Charlín exclamó: “¡Pero si usted es don Carlos Vicuña Fuentes. Yo fui su alumno en Santiago...”

Se reunieron los cuatro (los otros dos eran Bravo y Grove). El teniente Charlín propuso convocar a los militares que pudieran al Regimiento Chacabuco. A las 19 horas estaban allí 150 oficiales de la guarnición penquista y unos 300 suboficiales y conscriptos.
Por entonces ya había comenzado la traición de los comprometidos en la conspiración. El primero fue el coronel Gonzalo Gómez que denunció en la Intendencia lo que ocurría.

El general Barceló interrumpió en San Rosendo su viaje a Santiago para regresar a Concepción. A las 0.15 de la madrugada del 22 de septiembre se presentó en el Chacabuco. Tuvo un fuerte altercado con Grove en que incluso intercambiaron disparos, sin herirse. Los soldados presentes apoyaban a Grove. Barceló agotó las balas y el general Bravo le gritó a Grove: “¡Mátalo!, ¡mátalo! Así aseguramos el triunfo de nuestra causa”, pero Grove no disparó. Barceló se retiró derrotado. Pero comenzó a llamar de a uno por uno a los jefes y oficiales de la Guarnición, casi todos comprometidos en la conspiración. A la pregunta: “¿Con quién está usted?”. Todos respondieron: “¡Con usted, mi general!” Sólo Charlín no compareció y se mantuvo leal a los tripulantes del Avión Rojo. Más de un centenar de oficiales los traicionaron.

Llegaba a su fin la aventura. Después de meses de conspiración y arduos esfuerzos para conseguir los medios para llegar a Concepción, tuvieron que aceptar los llamados a rendirse del general Barceló transmitidos por los mismos oficiales que habían participado en el complot.

La Corte Marcial que los juzgó llevó a cabo un proceso lleno de irregularidades. Condenó al general Bravo, a Grove, Salas Romo, Pedro León Ugalde, Vicuña Fuentes y José Luis Sánchez a 10 años y un día (antes de conocerse el fallo, Bravo y Grove fueron enviados a Isla de Pascua); a cinco oficiales (incluido Charlín) los condenó a 15 años de extrañamiento; a otros tres a 3 años. El coronel Gonzalo Gómez y el mayor Alfredo Donoso fueron absueltos.

Finalizado el proceso, Vicuña Fuentes fue secuestrado y enviado también a Isla de Pascua.

El 10 de febrero de 1931 la goleta tahitiana Valencia rescató a los tres relegados. Con ellos se embarcó Alberto Cumplido, designado gobernador de la isla por Ibáñez.

Después de más de dos meses de navegación llegaron a Europa. Grove y Cumplido pisaron tierra francesa el mismo día que en Chile era derrocado Ibáñez: el 26 de julio de 1931.


(*) Ivan Ljubetic Vargas
Publicado en Revista Punto Final
Edición Nº 556
Octubre de 2003.

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La foto que encabeza  este articulo me la envió recientemente desde Lima mi prima Monica Mayrock, y en  ella aparecen mis abuelos maternos, ...