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martes, 18 de mayo de 2021

Familia Boettiger Fricke

 


Foto o daguerrotipo familiar tomada en Osterode am Harz -Alemania, en los primeros años de la invención de la fotografía. Por la edad que se ven los niños, calculo fue alrededor de 1825.

Están en la foto mis pentabuelos Just Heinrich Boettiger de 40 añosa aproximadamente, junto a su mujer Johanne Friederike Fricke de 47 años.

Junto a ellos posan sus tres hijos: Heinrich Ludwig de unos 9 años; Christian Friederich Theodor de unos 5 años ....mi trastatarabuelo, que emigro a Valdivia en Chile en 1857)...., y Heinrich Karl Friederich de 1 año y medio aproximadamente.

domingo, 4 de abril de 2021

Johann Wilhelm Quentin y Luise Eleonore Kuntzen

 Mis Hexabuelos:

Johann Wilhelm QUENTIN WECHENNESEN fue bautizado en la ciudad de Göttingn, Alemania, el 13 de diciembre de 1711. 

Fue el quinto hijo del matrimonio de mis heptabuelos Georg Wilhem Quentin K. y Margarete Elisabeth Wechennesen.

Johan Wilhelm, agrónomo de oficio,  se casa por primera vez a los 31 años de edad vez el 1 de abril de 1742, con Katharina Elisabeth Köhler, originaria de Harste-Hannover.

De ese primer matrimonio nace Georg Wilhelm (¿? - 1802).

En segundas nupcias se casa a los 42 años de edad, el 6 de agosto de 1754, con quien será mi hexabuela Luise Eleonore Elisabeth KUNTZEN, de 23 años de edad, quien había nacido el 12 de febrero de 1731 en la localidad de Hardegsen-Hannover.

El matrimonio se establece en la localidad de Hardegsen-Hannover, Baja Sajonia, donde nacerán sus hijos: Christoph Ludwig (1765-1840), mi pentabuelo;  Johanne Eleonore (1770-1791) y Sophie Friederike (1773-1791).

Iglesia de St. Mauritius en Hardegsen

Johann Wilhelm falleció a los 64 años de edad, el 15 de marzo de 1776 en Hardegsen-Hannover.

Mi hexabuela Luise Eleonore lo sobreviviría todavía 32 años mas y fallecería a los 77 años de edad, el 17 de abril de 1808 en la misma localidad.

Arquitectura característica de la localidad de Hardegsen - Hannover.

sábado, 27 de marzo de 2021

Familia Saelzer Boettiger

 


Fotografía familiar tomada en Valdivia alrededor de 1876. 

En ella aparecen mis tatarabuelos Heinrich Saelzer Tourte de 61 años, acompañado de su mujer Johanna Boettiger Gunckelmann de 33 años, ambos inmigrantes alemanes que llegaron a Chile en 1852 y 1857 respectivamente, como parte del plan de colonización del sur, impulsado por Vicente Pérez Rosales.

Junto a ellos están 8 de sus hijos nacidos hasta ese momento, ya que este matrimonio tuvo finalmente 11 niños en total.

Los ocho niños, y la edad aproximada de cada uno al momento de tomar esta fotografía, son:  Elise "Lieschen" (12); Theodor (11); Georg (10); Ottilie "Tille" (8); Herminie "Mine" (7); Heinrich (5); Otto (3) y Adolf (2).

martes, 2 de febrero de 2021

¿Sera o no será?


En la foto que encabeza este articulo, tomada aproximadamente en 1935 en la base aérea de Cerro Moreno de Antofagasta, aparece mi abuelo paterno Arturo Cumplido Ducos (de sombrero a la izquierda), junto a sus hijos, Koenig Arturo (el primero a la izquierda) y mi padre Luis Eduardo (a la izquierda debajo de Koenig).

La historia vinculada a la foto tiene relación a la persona de boina blanca de estilo británica que aparece en el centro.

Lo que nos contaba mi padre, y que a su vez mi abuelo le conto a el, es que el personaje central era ni mas ni menos que el cantante y actor norteamericano Bing Crosby, cuyo vuelo habría realizado una escala técnica en la ciudad nortina, momento que aprovecho mi abuelo para sacar la foto con el famosos cantante.

Bing Crosby fue uno de los primeros grandes artistas norteamericano, quien alcanzo primeros lugares en la venta de discos, índices en audiencia de radio y éxito de películas entre 1930 y 1954. 

Actuó en mas de 60 películas y grabo mas de 1.600 canciones. Su estilo influyo en varios cantantes que lo siguieron como por ejemplo Dean Martin y Frank Sinatra.

No tengo motivos para dudar de la historia de la foto, mas aun siendo que la persona de la misma tiene un parecido notable con el cantante norteamericano, salvo que se ve un poco mayor que los 32 años que tendría Crosby en esos años.

He buscando antecedentes que me permitan certificar la autenticidad del relato, pero hasta ahora no he podido encontrar nada con respecto a que Bing Crosby haya estado en esos años de gira o por algún otro motivo, por esta parte del continente sudamericano.

Por ahora solo me queda creer,  y conformarme con la sabrosa anécdota relatada por mi abuelo. 


Comentario:

A raíz de la publicación de este articulo hace 2 semanas, y comentando con mi primo Alvaro Ponce sobre mis dudas de que la persona de la fotografía fuese efectivamente el cantante Bing Crosby ya que no he podido encontrar antecedentes sobre su paso por Sudamérica, Alvaro me hizo llegar un articulo publicado en el blog "mundogardeliano" titulado: Bing Crosby Fan de Gardel.

El articulo dice que: "Bing Crosby hizo varios viajes privados al Cono Sur, relacionados con su pasión por los caballos de carrera. Con un socio invirtió en un criadero de caballos cerca de Buenos Aires, y sus caballos competían en el Hipódromo de Palermo entre otros lugares".

Estos viajes habrian ocurrido con posterioridad al accidente aéreo en Medellin, Colombia, que le costo la vida a Carlos Gardel en 1935, lo que coincidiría con la fecha de la fotografía de mi abuelo.

Santiago, febrero 15 de 2021.

miércoles, 6 de enero de 2021

Sérvulo

Hace algún tiempo, me encontré con un articulo escrito por el periodista José Vadillo Vila, y publicado en "El Peruano" del 17 de febrero de 2014, referente al afamado artista y pintor peruano Sérvulo Gutierrez, al cumplirse 100 años de su natalicio.

Cuenta el periodista en uno de los párrafos, una curiosa anécdota  que involucra a mi abuelo y su colección arqueológica, de la que nunca le escuche a él algo al respecto, por lo que no tengo antecedentes de que sea cierta, sin embargo, y a pesar de ello quise compartirla igual. 

A continuación transcribo el referido articulo: 


Pintor del siglo XX.

SÉRVULO Año 100

Artista iqueño, es considerado el referente más importante del expresionismo peruano. Se celebra el centenario de su nacimiento.

Tenía el trazo desvirgado. Enérgico. Agresivo. Desmadejado. Incandescente. Excepcional. Era de los artistas únicos y necesarios para seguir confiando en el arte como vehículo de las emociones humanas. Y cada octubre regresaba a Ica para prenderle el cirio más grande al Señor de Luren. “¡Aquí estoy, cholo!”, se presentaba en la iglesia, ante ese Cristo que tantas veces pintó. 

Él se llamaba Sérvulo Gutiérrez, y a veces se le escuchaba decir: “Yo soy el príncipe paraquense”. Fue el pintor peruano más genial del siglo XX.


Pintaba con fuego en los pinceles sin horarios. De día, de noche, de madrugada. A veces tiraba el lienzo sobre el suelo; otras, en el caballete. 

Pedía el Concierto para piano número 5, de Beethoven, y trabajaba en silencio. “Se concentraba de una manera increíble cuando pintaba. 

Parecía que las cosas las tenía en su mente y que solo las transportaba, porque pintaba rápido”, recuerda Cely (80), la hermana menor del pintor. 

Luego se iba a tomarse un whisky con los amigos en el Grill del Bolívar, de ahí a almorzar y a seguir vistiendo la bohemia hasta llegar en la noche al Karamanduka, el Zela, el Negro-Negro... Le gustaba el buen pisco que le enviaban sus amigos hacendados desde Ica. 

Las tertulias eran también gestas para el arte. Es célebre el apunte que hizo en un minuto de Santa Rosa de Lima para el gran periodista Alfonso Tealdo o los rostros que hizo en un bar de la santa limeña. 

Es lo que cuenta su leyenda tantas veces reproducida, como si fuera un genial beatnik local.

Pero Sérvulo no fue un pintor maldito: gozó en vida los beneficios del reconocimiento de su arte. 

Doña Cely Gutiérrez recuerda que su hermano hacía exposiciones en Lima y el mismo día de la inauguración ya estaban vendidos todos los cuadros. 

En aquellos años de gloria, a mediados del siglo pasado, sus trabajos podían llegar a costar hasta 40,000 nuevos soles, todo un dineral que le permitía tener un ritmo de vida bastante agitado.

La biografía de Sérvulo está salpicada de mil oficios y de arte, que compartió con sus numerosos hermanos (algunos dicen que fueron 16; otros, 10) que fueron artesanos copistas, restauradores, pintores también.

De niño fue mozo en el restaurante de su padre, luego, jovencísimo, peón en la construcción de la carretera Pisco-Castrovirreyna. 

Fue boxeador amateur que llegó a finalista del Sudamericano realizado en Córdoba, Argentina, en los años treintas. 

Fue un buen fabricante de huacos (su leyenda dice que en 1952 se supo que él era el autor de una pieza que se exhibía como reliquia en la Colección Norbert Mayrock). También fue poeta y escultor.

De las mujeres guapas que amó este iqueño de frente amplia quedan los retratos y los dibujos. Indudable es la pasión y admiración que sentía por Doris Gibson (1910-2008), mujer inteligente y de temperamento fuerte. 

Con la fundadora de la revista Caretas tuvo un sonado romance a mediados de los cuarentas. Por entonces, Sérvulo comenzaba a levantarse como una figura importante de la plástica nacional. “Se enamoraron los dos y Sérvulo pintó bastante en esa época, con muy buenos cuadros”, rememora Cely.

Están también las argentinas Claudine Fitte y Zulema Palomieri –madre de su única hija, Lucy–; o Hilda Sheulte, su última pareja. Los Andes (1943), uno de los puntos más altos de su plástica, muestra una mujer que se tapa el rostro, quizá avergonzada por su desnudez. Ahí sobresale la influencia del indigenismo, que también tomó y la hizo a su manera.

A la par, llevó siempre en su paleta de colores la fe popular católica y el paisaje de Ica, que bañó de pantanos, lagunas, desiertos y huarangos sus lienzos. Porque sobre todo Sérvulo ejerció la pintura como un sacerdocio. 

Algo que traslucían sus trabajos y, por ello, Sebastián Salazar Bondy lo definió como “un pintor de pasión”. Y ya sabemos que la pasión es territorio donde solo moran algunos mortales.

La pulsación pictórica de Sérvulo nació autodidacta, intuitiva y vital. La crítica lo considerará en su mejor momento entre 1945 y 1957. 

Para algunos el pintor argentino Emilio Pettorutti (1892-1971) fue la principal influencia en su pintura, que conoció de diversas etapas.

A la sombra de Pettorutti, trabajó en Buenos Aires su primera etapa pictórica. El historiador del arte Alfonso Castrillón, la calificó como una pintura que ofrece “equilibrio, tonos pastel, retratos trabajados a la manera italiana y, parece mentira, a la manera florentina: limpia, pulcra, de color extendido”.

Luego viajó a París, en 1938. Otros precisan que en el Viejo Mundo comenzó a transitar por nuevos caminos, estudiando libremente pintura y escultura, como el cubismo, y se dio con el expresionismo, al que le dio un toque único con sus colores, con sus trazos.

“No estaba de acuerdo Sérvulo con las teorías de la forma y el color; afirmaba que el color es la forma y así lo demuestra su estética en el diálogo apasionante de sus verdes encendidos –recuerdo ahora a Chagall–, de sus azules profundos –se me aparece el fantasma de Fra Angélico–, de sus rojos que son como el primer amanecer del Génesis”, escribió César Miró en un perfil, publicado en 1981.

Este pintor, que tomó distancia de la academia a la hora de crear, murió demasiado joven, a los 47 años. 

Dicen que la bohemia se la cobró a través de una “afección hepática” en 1961. No estaba en sus años de gloria de derroche y lujo. 

Falleció en una clínica limeña y fue velado en el local de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA), luego pasearon sus restos por el jirón de la Unión y en el cementerio El Ángel la poeta Catalina Recavarren recitó un bello poema.

El presidente de la Asociación Cultural Sérvulo Gutiérrez, Max Gutiérrez, tiene aún el nombre de todos aquellos que asistieron al entierro de este genio de la plástica. 

El sueño que tienen es llevar los restos de Sérvulo a Ica, tierra con cuyos colores se eternizó. Y donde estará más cerca de su “cholo”, el Señor de Luren.

La última foto en Lima

La foto que encabeza  este articulo me la envió recientemente desde Lima mi prima Monica Mayrock, y en  ella aparecen mis abuelos maternos, ...